Un adiós para siempre
Siempre te recordaremos como el niño de la mirada triste,
desde que Paqui os dejó.
Y yo me paro al lado de tu tumba y no sollozo,
pues sé que no estás ahí, no duermes.
Eres un millar de vientos que soplan
y sostienen las alas de los pájaros.
Eres el destello del diamante sobre la nieve.
Eres el reflejo de la luz sobre el grano maduro,
eres la semilla y la lluvia plácida de otoño.
Eres la suave brisa repentina que juega con las nubes.
Eres esa estrella que brilla en la noche.
No, no nos paramos al lado de tu tumba y sollozamos,
pues sabemos que ya no estás ahí...
(Poema cherokee)