Durante
Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo.
Por ello
también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. La
liturgia incluye la secuencia medieval “Veni, Sancte Spiritus”.
Pentecostés es el fruto de la obra realizada por Cristo.
Fue el mismo Cristo simplemente quien envió al Paráclito, en referencia al Espíritu Santo y lo puso de manifiesto en la siguiente frase: "Un río de agua viva, resplandeciente como el cristal, saliendo del trono de Dios".
Ese Espíritu Santo aparece moviendo a Jesús durante toda su vida. Fue Él quien cubrió el seno materno de María antes de que Jesús naciera (Lc 1:35).
Fue el mismo Cristo simplemente quien envió al Paráclito, en referencia al Espíritu Santo y lo puso de manifiesto en la siguiente frase: "Un río de agua viva, resplandeciente como el cristal, saliendo del trono de Dios".
Ese Espíritu Santo aparece moviendo a Jesús durante toda su vida. Fue Él quien cubrió el seno materno de María antes de que Jesús naciera (Lc 1:35).
Más tarde, descendió de forma visible en el momento del
bautismo de Jesús (Mt 3:16), y posteriormente lo condujo al desierto
(Lc 4:1) para devolverlo luego a Galilea.
En la Iglesia, Pentecostés es la confirmación
de la promesa de Jesús: “Dentro de pocos días seréis bautizados
en el Espíritu Santo” (Hch 1:5)
“El Padre se
complace y ordena, el Hijo obra y forma, el Espíritu nutre e
incrementa”.
El Papa Francisco durante la
homilía de la misa de Pentecostés dijo:
El Espíritu Santo nos muestra
el horizonte y nos impulsa a las periferias existenciales para
anunciar la vida de Jesucristo. Preguntémonos si tenemos la
tendencia a cerrarnos en nosotros mismos, en nuestro grupo, o si
dejamos que el Espíritu Santo nos conduzca a la misión. Recordemos
hoy estas tres palabras: novedad, armonía, misión.
Y Juan Pablo II dijo:
Espíritu de consuelo, fuente
inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los
necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde
confianza y esperanza en los que sufren,
acrecienta en todos el
compromiso por un mundo mejor.
Espíritu de vida, por el cual
el Verbo se hizo carne
en el seno de la Virgen, mujer del silencio
y de la escucha,
haznos dóciles a las muestras de tu Amor
y
siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos
que Tú
pones en el curso de la historia.
En la compañía de nuestra Madre Celestial.