Peregrinos de la Vida

23 de enero de 2013

Juan Pablo II El Magno - Una señal en la historia



Esta es la madera de la cruz,
éste es mi corazón,
éste es mi cuerpo,
al cual renunciaré por ti.
Este es el misterio de la Fé.
No podría inventar esta miseria,
esta realidad del hombre,
la puede liberar sólo Dios.
El hombre no tiene la opción
de dar vida después de la muerte,
la muerte en el orden humano,
la muerte es la última palabra.
La palabra que viene después,
la palabra de la resurrección
es solamente aquella que viene de Dios.
Hoy, Cristo es sacado de la Cruz,
sepultado y es sellado su sepulcro.
Mañana el mundo entero,
en todo el cosmos, en todos nosotros,
habrá un profundo silencio.
Deseo para todos nosotros
vivir siempre muy profundamente,
vivir y además, ser testigos.
No sé si puedo expresarme bien en vuestra,
en nuestra lengua italiana,
si me equivoco,
si me equivoco, me corregireis.
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VIRGEN DE CZESTOCHOWA - ICONO PEREGRINO 

Nos visita la Virgen de Czestochowa en el icono que peregrina de Océano a Océano por el mundo, en defensa de la vida y la familia. El Beato Juan Pablo II en el Evangelium Vitae dijo:

"Es urgente una gran oración por la vida, que abarque al mundo entero".


Nos unimos a esta llamada para orar en unión con todos los defensores de la vida en el mundo. Que esta celebración nos acerque a Jesús y nos fortalezca en la lucha por la defensa de la vida y del amor.

El día 14 de Junio de 2012 este icono llegó a Vladivostok en Rusia y tocó las orillas del Pacifico.
 La ruta en total son 18 mil kilómetros por 23 países
como, Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Letonia. Lo defensores de la vida en países tales como: Chequia, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Eslovenia, Croacia, Italia, Lichtenstein, Suiza, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda, Francia, España y Portugal esperan la llegada de la Virgen.

Recibamos, con gran gozo el icono de la Virgen de Czestochowa que peregrina "de oceano a oceano" por el mundo en defensa de la vida y la familia.

Oremos juntos con la Virgen por las intenciones en defensa de la vida para que se cumpla el Evangelio de la vida. Que se proteja la vida desde la concepción hasta la muerte.

Virgen Santa, Purísima Madre de Dios, Virgen Inmaculada!

Te encomendamos la construcción de la civilización de la vida y del amor.
Vivimos en los tiempos de la cultura de la muerte. Como Cristo en la Cruz muchos inocentes,  niños no nacidos, niños, ancianos y enfermos, mueren injustamente víctimas del aborto, de las manipulaciones genéticas, de la eutanasia.
El número de víctimas alcanza ya más de 2000 millones.
Cada día mueren 50 mil niños en el vientre de sus madres.
Cada vez hay más medios que van contra la fertilidad y la vida.
También se emplean embriones humanos como donantes de células y órganos. Miles y miles de embriones congelados en nitrógeno líquido, están entre la vida y la muerte.

La ley internacional no protege al niño no nacido.
Hay países que legalizan la eutanasia. Se ataca al matrimonio y a la familia.

Madre Santa! Te prometemos que vamos a defender a la vida, especialmente a los más indefensos, a los más pequeños.

Estamos ante Ti, conscientes de que por nosotros mismos y solos, no podemos hacer nada.

Sé nuestra Guía en la lucha por la vida.
Protege la vida.
!Protege a las familias!
¡Haznos fuertes en este combate!

¡Ruega a tu Hijo por la victoria de la civilización de la vida y del amor!

Purísima Virgen María, tú diste a luz a Cristo, Luz del Mundo. Tu eres la estrella de la mañana. Enseñanos a ser luz de Cristo en medio de las vicisitudes del mundo y que sepamos
defender la vida.




 Santa María, Madre de la Vida, de Jesús Vida del mundo, ayúdanos a ser fecundos en la defensa de la vida de los más débiles, niños no nacidos, enfermos, ancianos y del matrimonio y la familia. Que suba nuestra oración como incienso en tu presencia y sepamos llevar el buen olor de Cristo a todo el mundo.

Virgen santisima, tú eres la flor mas bella. Rosa mística enseñanos los caminos de la santidad para que seamos tus flores en el mundo. Que el amor a la vida florezca en nosotros.



Oh Dios, tus ojos vieron mi cuerpo en formación;
todo eso estaba escrito en tu libro.

Habías señalado los días de mi vida
cuando aún no existía ninguno de ellos.
(Salmo 139-16)